Qualcomm podría estar intentando comprar Intel, según cuentan en el Wall Street Journal. No se sabe nada todavía, oficialmente hablando, y es muy probable que unas hipotéticas conversaciones de este calibre se queden en un ámbito privado entre los directivos de ambas compañías y nunca vean la luz del día, pero si el asunto continúa y se intenta realmente, podría tratarse de la compra más grande e históricamente significativa que ha visto la industria de la tecnología hasta ahora.
Intel es la empresa que puso el Silicon en el nombre de Silicon Valley. Han sido líderes de mercado durante décadas, pero en los últimos meses están sufriendo una de sus crisis más importantes, causadas por continuos retrasos y también por la llamativa falta de capacidad para conseguir reducir el proceso de fabricación litográfico de sus chips, que está muy por encima del de competidores como TSMC, que ahora, de hecho, fabrica chips para Intel a petición de estos últimos, en una situación bastante humillante para ellos y para los accionistas de la empresa, que ya no confían tanto en su futuro.
Intel está valorada ahora mismo en 90.000 millones de dólares en el mercado. Una hipotética compra, debería superar esa cifra, y también llamaría mucho la atención de las autoridades reguladoras, que con casi total seguridad tendrían que evaluar si se permite la venta o no, por razones obvias de creación de un potencial monopolio. Por esta razón, si Qualcomm realmente intenta comprar Intel, con toda probabilidad tendrían que diseccionar la empresa y vender partes de ella para poder pasar esa evaluación regulatoria en EEUU. Sería, sin duda, una operación increíblemente complicada que haría temblar los cimientos de la industria y también de la arquitectura de procesadores x86, históricamente dominante desde los años 90 hasta hoy en día.
Apple ha abandonado la arquitectura x86 para pasar a diseñar y fabricar con TSMC sus propios procesadores ARM, mucho más eficientes que los de Intel. Qualcomm también fabrica ahora sus procesadores Snapdragon X Elite con antiguos empleados de Apple, y son de hecho los únicos que compiten en rendimiento con las CPUs de los de Cupertino.
Una hipotética compra de Qualcomm, que decididamente apuesta por la arquitectura ARM, podría significar el principio del fin de x86 y un cambio realmente brutal de la industria del PC en el futuro. A Microsoft, por ejemplo, ya no le quedaría más remedio que hacer que Windows para ARM fuera por fin tan compatible con cualquier dispositivo como lo es su versión para x86, y tendrían que asegurarse de que todos los juegos funcionan debidamente bien. Los desarrolladores por su lado tendrían que re-compilar todos sus juegos y aplicaciones para procesadores ARM, porque el sistema para Windows que permite ejecutar código para x86 en ARM, llamado Prism, nunca ha sido tan bueno como Rosetta ha sido para macOS. En macOS a menudo no te das cuenta de si una aplicación aún está compilada sólo para x86, porque no se nota ninguna ralentización importante. Simplemente, si estuviera compilada para ARM, sería mucho más rápida, pero que esté compilada para x86 tampoco es un gran problema. En Windows para ARM no se puede decir lo mismo de Prism.
