Parece que el lentísimo avance de Intel y los problemas que han tenido en los últimos años para conseguir reducir su proceso de fabricación litográfico al tiempo que las mejoras de CPUs son cada vez menos competitivas con los procesadores x86 de AMD o incluso los ARM de Apple y Qualcomm y también en el campo de las GPUs con Nvida, que además parece que pronto también harán CPUs, han causado que la junta directiva de la compañía decida prescindir de Pat Gelsinger, su CEO hasta ahora.
Es algo que cabría esperar dados los resultados en los últimos años. Si la junta directiva de la empresa pierde la confianza en el que está al timón, lo más lógico es que intenten poner ahí a alguien con quien concuerden mejor, o en quien vean que pueden solucionar mejor los problemas que tienen. Intel es una compañía acostumbrada al éxito desde hace más de dos décadas, y por esa razón digieren bastante mal eso de perder el liderazgo.
Gelsinger ha acordado retirarse después de este período como CEO en la compañía, así que en realidad se trata de una especie de jubilación forzada, efectiva desde ayer mismo, en lugar de un despido oficial. Aunque parezca más bonito así, es sin duda una mala noticia para Intel, o quizás una buena si la persona que le sustituye realmente tiene ideas diferentes que consigan salvar a la compañía.
Por ahora, los CFOs (responsables de las finanzas) David Zinsner y Michelle Johnston Holthaus están tomando su papel y son co-CEOs interinos hasta que se encuentre a una persona mejor, según publica la propia Intel.