Apple y Qualcomm han renovado su acuerdo de colaboración durante tres años más. En virtud de este acuerdo, el iPhone continuará utilizando módems 5G de Qualcomm durante unos cuantos años más, algo que llama mucho la atención si tenemos en cuenta que Apple compró la división de módems de Intel para diseñar y fabricar sus propios chips de baseband y poder así de dejar de depender de Qualcomm, líder del mercado para este tipo de componentes, y empresa que en Apple odian bastante.
Así, llegan a un acuerdo con ellos porque no les queda más remedio. Por la razón que sea, los módems propios de Apple no están llegando a buen puerto, y la verdad, no es algo sorprendente. Estos chips son increíblemente complicados porque incluyen en su interior todo un ordenador, con su CPU, su RAM y su sistema operativo independientes. Técnicamente hablando, cuando enciendes un iPhone estás encendiendo en realidad dos sistemas, uno el del propio iPhone, y otro el del chip del módem o baseband, que se encarga una vez está funcionando de gestionar las conexiones con las antenas de telefonía móvil.
Esta gestión es harto complicada. Para empezar, se conecta con tres o más antenas simultáneamente, si existen, y se negocia una velocidad de transmisión de datos con ellas, que puede variar en función de la distancia, obstáculos e interferencias, entre otros problemas. Debido a eso, un sistema de corrección de errores está continuamente evaluando los paquetes de datos que se envían y reciben para verificar que son correctos, y para conseguirlo modula la potencia de transmisión para que se pueda conectar con antenas más o menos lejanas. Mientras se está en una llamada o se están enviando datos o recibiéndolos, se pasa de manera totalmente transparente de una antena a otra. Las conexiones deben poder hacerse en prácticamente cualquiera de las redes celulares 3G, 4G o 5G en todo el mundo, y son muchas variantes a cubrir. Hay un complicado sistema en ese chip, además, que cifra los datos para garantizar la privacidad del usuario. Todo esto lo hace al mismo tiempo que verifica la identidad del usuario en cada red de cada operadora de telefonía móvil mediante los datos de la tarjeta SIM o de la eSIM que tenga el iPhone en ese momento. Mientras hace todo esto… va variando en tiempo real las condiciones porque, a menudo, el usuario se está moviendo y por lo tanto está cambiando de antena continuamente. Esta es la razón por la que cuando hacemos un viaje largo en coche o en tren, la batería del iPhone (o de cualquier otro smartphone) dura un poco menos… nos hemos pasado horas negociando conexiones con cientos de antenas de telefonía móvil a lo largo del trayecto.
Por todas estas razones, conseguir que un chip de módem funcione bien es todo un reto, y conseguir que funcione a altas velocidades de transmisión de datos, aún más. Apple no puede ponerle al iPhone un módem que no sea, como mínimo, tan bueno como los de Qualcomm, y desde hace varias décadas la inmensa mayoría de módems de todos los teléfonos móviles, han sido diseñados y fabricados por Qualcomm. Es un negocio tan difícil, que en Intel han preferido venderlo antes que romperse la cabeza intentando conseguir mejores resultados que Qualcomm. Apple utilizó algunos de los módems de Intel en un intento de dejar de depender de Qualcomm, con los que se han enfrentado en juicios alrededor del mundo durante muchos años antes de aceptar un trato muy incómodo para ellos, y de renovarlo ahora muy a su pesar. Cuatro años después de la compra de la división de móviles de Intel por mil millones de dólares, aún no tienen resultados.
Apple continúa siendo así el cliente más grande e importante de Qualcomm, en donde deben estar ahora mismo muy contentos y tratando de esconder las risas, sobre todo su CEO que pensaba que Apple tendría ya listo su propio módem no hace mucho.
