Foxconn, la enorme empresa que contrata a cientos de miles de personas para fabricar los productos de electrónica de la mayoría de grandes marcas, incluyendo el iPhone de Apple, está abriendo cada vez más fábricas fuera de China, en un intento de diversificar la producción de sus clientes en diferentes lugares alrededor del mundo y suavizar así la dependencia que tienen del gigante asiático.
La idea tiene mucho sentido. Allí dependen de lo que el gobierno de ese país quiera hacer, les guste o no. Foxconn, como la mayoría de fabricantes OEM que hay en el mundo, es una empresa original de Taiwán, aunque la mayoría de sus fábricas han estado hasta ahora en la China continental. Las disputas que Taiwán y China han mantenido históricamente desde el exilio de Chiang Kai-shek a la isla de Formosa y también lo que está ocurriendo en Hong Kong o la guerra comercial que mantienen con EEUU, han hecho que la confianza de las grandes inversiones a futuro se ponga entredicho.
Por ejemplo, un número cada vez más elevado de iPhone 11 se están fabricando ya en India, y no es el primer modelo de iPhone que fabrican allí (abajo, podemos ver la caja de un iPhone XR), pero ahora se atreven incluso con los modelos más actuales.
En medio de esta situación, un directivo de Foxconn, Young Liu, ha hecho declaraciones a Bloomberg bastante incendiarias. Dice que los días de China como fábrica del mundo, se han acabado. Además, da el dato de que el 30% de su capacidad de producción ya está fuera de China. Eso es sacar de ese país casi un tercio de su producción total, y teniendo en cuenta que son el OEM más utilizado y grande de nuestro planeta, no sorprende ver que incluso los modelos más actuales de iPhone ya se fabriquen también fuera de ese país. Es probable que, en unos pocos años, este porcentaje se incremente, aunque también es muy posible que China nunca deje ser ser uno de los focos de fabricación de dispositivos electrónicos más importantes del mundo.