El Korea Herald publicó ayer un artículo en el que daba algunos indicios de cómo será el próximo iPhone 8. Lo primero que nos cuentan es que ese modelo de iPhone a pesar de utilizar una pantalla OLED, no tendrá ningún tipo de zona curvada en la misma. Apple utilizará, según ellos, una pantalla OLED para conseguir mejoras de peso (una pantalla OLED pesa menos que una LCD al tener menos componentes) y también de espacio dentro de la nueva máquina, pero el hecho de que una pantalla OLED se pueda doblar no les ha inclinado a ofrecer una pantalla con lados laterales curvos como ha hecho Samsung con su Galaxy S8.
Además de eso, nos cuentan que el sistema de reconocimiento facial funciona con un sistema que permite reconocer un entorno 3D (el rostro de una persona) en una millonésima de segundo. Aunque esta afirmación parece más bien una forma de hablar que un dato técnico, está claro que si Apple quiere sustituir Touch ID en un iPhone, el nuevo sistema tiene que ser al menos igual de rápido y funcionar con la misma fiabilidad o mejor. Es por esa razón que lo que parece que llaman Face ID internamente en la compañía tiene que dejarnos a todos alucionados el día de su presentación, probablemente dentro de unas pocas semanas, en el mes de Septiembre. Este sistema, además, tiene que funcionar tanto en un lugar con luz como sin mucha luz, y también ha de hacerlo aunque el usuario no tenga su rostro directamente delante de la pantalla.
En el artículo vuelven a mencionar al analista taiwanés Ming Chi Kuo para indicar que habrá mucha escasez de este nuevo iPhone, sólo entre 2 y 4 millones de unidades para el lanzamiento, debido probablemente a los componentes qué utiliza, que no se puedan conseguir al volumen que Apple necesita para vender decenas de millones de smartphones cada trimestre.