Safari cumple 20 años hoy, y está en su mejor momento gracias al iPhone

El navegador web de Apple, Safari, fue presentado tal día como hoy hace 20 años, un 7 de enero del 2003.

iPhoneros en Safari

Safari se convirtió así en el navegador web por defecto de OS X, ahora macOS, pero ha sido después del lanzamiento del iPhone cuando realmente cientos de millones de personas en todo el mundo han empezado a utilizarlo. Hoy en día muchas más personas utilizan Safari día a día, en cualquier lugar y momento, de lo que se utiliza en Macs. Los iPads también ayuda con unos cuantos millones más de usuarios.

Cuando Apple presentó Safari por primera vez, lo vendió como un navegador muy rápido, el más rápido que había en Mac, y era cierto. Desde entonces las diferencias se han ido reduciendo porque el rey de los navegadores web, Chrome, poco a poco también ha ido mejorando, aunque en ciertos aspectos como el consumo de memoria aún deja mucho que desear. El día de su lanzamiento, no obstante, Apple lo comparó con su gran rival del momento, Internet Explorer de Microsoft. Chrome aún no existía. Internet Explorer fue, de hecho, el navegador web instalado por defecto en los Macs hasta ese momento, desde el año 1998, gracias a un acuerdo entre Apple y Microsoft que duraba 5 años.

Logo de Safari

En ese mismo año 2003, Apple dio acceso a versiones beta de Safari. Como novedad utilizaba el motor de renderizado WebKit, que aún hoy en día sigue utilizando. Recordemos que en el iPhone, si instalas por ejemplo Chrome desde la App Store, lo que utilizas es un navegador web con la interfaz y funcionalidades (solapas etc) que haya querido su desarrollador, Google en este caso, pero las webs se visualizan utilizando WebKit porque Apple no permite ningún otro motor web funcionando en iOS o iPadOS ahora mismo. Es decir, las webs se ven exactamente igual en Safaro o en Chrome cuando se utiliza un iPhone o un iPad. Esto lo hacen por seguridad, porque el motor web es uno de los puntos más habituales para encontrar vulnerabilidades con los que comprometer la seguridad del sistema.

Esto podría cambiar en el futuro si la presión regulatoria anticompetencia continúa incrementándose como lo ha estado haciendo en muchos países en los últimos años.

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