Sólo el titular de esta noticia debe trasladar una sonrisa a muchos de nosotros. Hace unas cuantas semanas os contamos acerca de la intención de Elon Musk, el hombre más rico del mundo, de comprar la red social Twitter. Musk quiere arreglarla, es decir, garantizar que se utiliza como una herramienta que permita la libre expresión de cualquier ciudadano dentro de lo que es legalmente permisible. Según él, Twitter no está bien dirigido, y él quiere solucionar ese problema, porque es así de magnánimo. Sin embargo, para comprar Twitter primero firmó un acuerdo en el que dejaba claro que requería todo tipo de información. Parte de esa información es saber hasta qué punto los bots publican y controlan cuentas en Twitter de manera automatizada. Un bot es un programa que se hace pasar por una persona y publica, contestsa, likea o retuitea tuits de otras personas para transmitir ideas, influir en algo, intentar establecer un trending topic, etc. Twitter se negó inicialmente a dar esa información.
— Elon Musk (@elonmusk) July 11, 2022
Sin embargo, poco después dio a Musk acceso a su sistema de analítica en donde en teoría se podría identificar y ver esos datos sobre bots, que básicamente reflejen hasta qué punto Twitter sufre de tráfico falso o spam. El resultado fue el esperado por muchos; simplemente, no existe esa información, porque hasta ahora nadie en Twitter, probablemente, ha sabido cómo conseguir diferenciar bien los bots de usuarios reales. Dicho de otra manera, no parece que en Twitter hayan encontrado la manera de solucionar el problema de los bots, que básicamente, hacen lo que quieren en esta plataforma.
Según nos cuentan en el New York Times Twitter ha decidido demandar a Elon Musk por no seguir adelante en el proceso de adquisición de esta red social por una cifra de dinero que es simplemente difícil de imaginar. Sin la información del tráfico falso que haya en Twitter, no considera que pueda hacer lo que busca o solucionar nada, y por lo tanto da marca atrás y retira sus 44.000 millones de dólares de encima de la mesa en donde los puso si el trato llegaba a buen puerto. No fue así.
Twitter quiere ahora obligar a Musk a hacer frente a su promesa argumentando que han dado todos los datos que pedía, pero probablemente esto no llegue a nada. Lo más triste es ver a la directiva de Twitter desesperada por vender su propia plataforma a Elon Musk, en lugar de concentrarse en… bueno, solucionar el problema de los bots, por ejempo.