Japón es un país peculiar en muchos aspectos. Antes de la llegada del iPhone, ninguna marca fabricante de teléfonos móviles consiguió tener una cuota de mercado mínimamente interesante en este mercado, incluyendo a la, por entonces, todo poderosa Nokia. Las marcas fabricantes de móviles japoneses reinaban con diferencia, y los móviles en Japón tenían ventajas enormes sobre los que teníamos en occidente. Mientras en España se vendían aún muchos Nokia o Sony Ericsson con pantallas LCD en blanco y negro, en Japón tenían móviles plegables con pantallas en color de alta resolución, cámaras digitales de varios megapixeles y servicios como el correo electrónico, que fuera de ese país aún no existía o se limitaba a unos pocos modelos de Blackberry, un móvil que se vendía como algo para ejecutivos de empresa, profesionales, mientras las operadoras de telefonía móvil continuaban cobrando mucho más de lo debido a los usuarios por SMSs o portales de contenidos para descargar fondos de pantalla, juegos etc que en muchos casos dejaban mucho que desear. Afortunadamente para todos nosotros, la situación ha cambiado y ahora los contenidos que podemos consumir en un smartphone son de mucha mejor calidad, más baratos y más universales.
En Japón, ahora es precisamente una marca extranjera, Apple, la que más vende. Según datos de la consultora IDC (traducción automática de Google), Apple alcanzó los 11,4 millones de envíos a tiendas en Japón durante los últimos tres meses del año 2020. Eso son un 52,6% del total de smartphones enviados a tienda y en su inmensa mayoría vendidos en el archipiélago nipón.
Esto, viniendo de una empresa extranjera, es realmente sorprendente en ese país en el que las marcas fabricantes nacionales dominaban el mercado completamente hace poco más de diez años. Japón es, de hecho, el único país del mundo en el que hay más usuarios de iOS que usuarios de Android, aunque ambos grupos están muy igualados.