Una de las cosas que identifica a Apple por encima de otras marcas en el mundo de la electrónica de consumo, es la utilización del blanco para muchos de sus icónicos productos. Es imposible imaginar un iMac de los años 2005, 2006 o 2007 que no sea blanco, justo en la época en la que Apple dio el salto a procesadores de Intel. Poco después tanto los MacBooks como los iMacs y el Mac mini pasaron a ser plateados en todas sus versiones y el blanco dejó de utilizarse, hasta que llegó el iPhone 3G, cuya carcasa de plástico curvada estaba también disponible en blanco. El blanco fue también el color protagonista del iPhone 4, que tardó casi un año en salir al mercado tras haberlo presentado el mismo Steve Jobs sobre el escenario, debido a problemas de producción con ese color.
Desde entonces, el color blanco es una de las opciones más populares para cada nuevo modelo de iPhone que Apple lanza al mercado. Lo curioso de toda esta historia de Apple y el color blanco, es que cuando empezaron a utilizarlo en el iPod a principios de la década pasada, a Steve Jobs no le gustaba mucho la idea. Su instinto estaba en contra de esta opción, a pesar de que Jonathan Ive llevaba desde sus tiempos de estudiante utilizando el color blanco en sus diseños.
Por esta razón y para satisfacer a Jobs según cuenta Leander Kahney en un libro sobre el genio del diseño en Apple: Jony Ive: The Genius Behind Apple’s Greatest Products a 17,70€ en Amazon, probaron muchas versiones diferentes de blanco, que sólo cambiaban muy ligeramente; blanco nube, blanco glacial, blanco nieve… o blanco luna. Al final fue este último, el blanco luna, el que acabó siendo utilizado en los auriculares blancos de Apple que ahora son marca de la casa. De hecho, en realidad, no son blancos… sino grises, un gris muy claro, que parece un blanco. Es el blanco luna.
Interesante artículo, Jonathan Ive no estaba equivocado. Por algo es un verdadero genio.