La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ha enviado una carta a Apple para pedirles que de alguna manera compense a los usuarios del iPhone 12, 11, 8 y XS por una supuesta ralentización de sus terminales tras actualizar a iOS 14.5, iOS 14.5.1 o iOS 14.6.
En la petición, amenazan con llevar el asunto a los tribunales si la respuesta de Apple a su carta no es satisfactoria.
Es muy curioso que la lista de terminales no incluya por ejemplo al iPhone X, que es del mismo año que el iPhone 8. Dicen que hay informes publicados (que no enlazan en su publicación de esta noticia) a los que Apple debe responder, que nos imaginamos que les habrán hecho llegar.
Indican que esta es la segunda vez que Apple hace algo así, tras el caso del iPhone 6, que como ya hemos comentado muchas veces fue más un error de no haber comunicado cómo pensaban tratar el problema de las baterías degradadas antes de publicar esos cambios en iOS. Todos los dispositivos electrónicos utilizan baterías que tienen una vida útil, incluso si no se utilizan mucho, pero que generalmente dejan de rendir suficientemente bien después de unos mil ciclos de carga y descarga, que suelen ser unos tres años aproximadamente. Cuando eso ocurre, las baterías aún funcionan y pueden mantener el iPhone encendido, pero si la CPU o GPU piden una carga de energía extra para hacer frente a cargas de trabajo muy elevadas, esa batería degradada no la puede suministrar. En ese caso, lo que hace Apple es bajar la velocidad de reloj de la CPU para que ese pico de potencia máxima no suponga un pico de energía que la batería no puede suministrar, y así, evita problemas como que el iPhone se apague inesperadamente. Es mejor tener un iPhone más lento que un iPhone apagado. Es la manera correcta de hacer las cosas, pero lo que no fue correcto fue implementar estos cambios sin explicar a los usuarios antes de qué se trata. Fue un enorme fallo de comunicación, que han pagado con demandas perdidas que les acusan de obsolescencia programada.
Antiguamente los móviles permitían cambiar su batería fácilmente, y esto no era un problema. Además, era poco habitual utilizar un móvil durante más de dos años, y por último, sus procesadores eran muchísimo más lentos que los actuales, no tenían unos requerimientos de energía tan elevados, además de que por la propia utilidad del dispositivo no había Apps complicadas ni funcionalidades más allá de conectar con antenas de telefonía móvil y permitir hacer llamadas, que requiriesen de un procesador muy potente. Por todas esas razones la degradación de la batería no fue un gran problema pero con la llegada de los smartphones como el iPhone, y ahora con la extensión de la vida útil de los mismos a mucho más de dos o tres años, es necesario buscar soluciones para poder utilizar una batería que no pasa sus mejores días, antes de que se cambie por una nueva en un centro de reparaciones, o por el propio usuario.
Nos hubiera encantado poder leer esos informes (incluso en medios no especializados, indican) que la OCU menciona en su carta a Apple y hubiera estado bien que los documenten y enlacen debidamente. En cualquier caso estaremos atentos a ver si este caso se convierte en una demanda y si así quizás aparecen datos contrastables que certifiquen que un iPhone 12 se vuelve efectivamente más lento tras actualizar a iOS 14.5.