Después de todo lo que ha pasado en el Capitolio de los EEUU, y después de ver cómo Trump había fomentado primero esa revuelta para luego dar marcha atrás y condenarla, en Twitter han decidido cerrar permanentemente la cuenta personal del presidente de los EEUU. Suena a mundo distópico, pero es lo que ha ocurrido realmente.
Muchos acusan a Twitter de censura o de atacar la manida libertad de expresión, pero esta red social es una empresa privada. No es un servicio público. Pueden prohibir su uso, según sus reglas, si les parece bien, precisamente porque operan desde un país libre, de la misma manera que cualquiera de nosotros podemos decidir quién entra, o no, en nuestro domicilio.
Después de suspender la cuenta de Trump, han suspendido también muchas otras cuentas relacionadas con QAnon y el movimiento MAGA. Google, Facebook, Apple… todos están tomando medidas contra este tipo de servicios en la red que han facilitado ese asalto al Capitolio y que han permitido a Trump, básicamente, hacer todo lo que ha podido hacer desde antes de convertirse en todo un presidente de los EEUU de Norteamérica.