Según una serie de contactos no identificados que han podido experimentar el proceso de desarrollo del Apple Watch desde su comienzo, el proyecto de este reloj era conocido en la empresa como un agujero negro por la cantidad ingente de recursos que se invertían en él sin que se volviera a saber más de ellos. Además, la idea inicial del iWatch, como lo llamó incluso Tim Cook en un desliz que tuvo durante una entrevista, estaba más enfocada en convertir el reloj en un accesorio médico que pudiera medir constantes vitales del usuario en lugar de un aparato más de uso general como al final han decidido introducirlo en el mercado. Sí, el Apple Watch podrá medir el ritmo cardíaco y otros parámetros de salud del usuario, pero la idea original era que pudiera medir datos como la conductividad eléctrica de la piel para poder determinar el nivel de estrés. Sin embargo, estas funciones avanzadas, no funcionaban tan bien como Apple esperaba.
Según parece, cosas como averiguar el nivel de conductividad eléctrica de la piel no funcionaban bien en muchos casos, como por ejemplo en personas que tenían bastante pelo en los brazos, o la piel muy seca.
Por otro lado, de haber comercializado el Apple Watch con esas funciones desde el principio, la máquina tendría que haber pasado por una serie de pruebas de los organismos oficiales que controlan productos en la industria médica, un asunto bastante complicado y tedioso que por ahora podrá esperar. A pesar de todo, en Apple no se han rendido y quizás veamos estas funcionalidades en futuros modelos del Apple Watch… como siempre, evolucionando la plataforma poco a poco al igual que han hecho con el iPhone o con el iPad.
Según cuentan esas mismas fuentes al Wall Street Journal, Apple prepara entre cinco y seis millones de Apple Watch para los primeros tres meses desde su lanzamiento. De todos esos, la mitad serían la versión más barata dirigida a deportistas y la mitad restante se dividiría entre las versiones de acero inoxidable y oro.
